Más humanismo, menos individualismo – El Vigia.net

La política exterior de los Estados se dicta en gran medida a partir de los intereses nacionales del país y conduce la forma en que el mismo se conduce frente a sus similares en el escenario internacional.
Aunque esta puede cambiar y evolucionar a partir de los cambios internos en sus gobiernos, este tipo de política muchas veces se mantiene sobre la misma línea, pues existen grandes temas que caracterizan a la nación, ya sea por su historia o por su posición geográfica.
Este es el caso de Estados Unidos quien, desde hace décadas, ha mantenido posturas similares en relación al tema de la migración, sobre todo con el vecino del sur, México.
Frente a la problemática social que representa la migración en la frontera entre México y Estados Unidos, el último ha sido claro en su postura y cómo esta, hasta cierto punto, inflige presión en la política interna de México en su trato a las personas migrantes que provienen del sur.
Sin embargo, los estados fronterizos del lado estadounidense que han sido históricamente más conservadores -radicales, incluso- poco a poco se alejan de lo que consideran una postura pasiva del nivel federal y han empezado a adoptar medidas cada vez más agresivas para poner fin al flujo migratorio.
No por nada, el gobernador de Texas, Greg Abbott ha sido fuertemente criticado en las últimas semanas. Abbott, quien se ha caracterizado en su mandato por promover políticas en contra de minorías como la comunidad LGBTTTIQ+, en cuestiones de salud reproductiva y sexual de las mujeres y ahora, en contra las personas migrantes.
En su afán por seguir promoviendo el discurso anti-migrante en Texas, las políticas y estrategias impulsadas por Abbott ya no sólo involucran un reforzamiento de la frontera a través del uso de su bazo armado, la Guardia Nacional, sino que, además, en los últimos días se inició con el despliegue de boyas en el Río Bravo.
Calificada como una estrategia inhumana y cruel, las boyas que se han instalado cerca de Eagle Pass han sido objeto de crítica, pues no sólo se trata de una barrera que busca activamente detener el flujo migrante, sino que las sierras circulares entre las boyas refuerzan la violencia en contra de estos sectores poblaciones que, por su contexto, se ve forzada a migrar.
En este contexto, las dos muertes por ahogamiento que se suscitaron en la semana pasada en esta zona del Río Grande ha sido fuente de debate entre el gobierno de México y el de Texas, el cual ha argumentado que las muertes no han sido culpa de las boyas.
Lamentablemente, el sentimiento anti-migrante crece cada vez más alrededor del mundo, aunque es más fácil identificarlo por la cercanía de nuestra frontera con la de Estados Unidos. Mientras Reino Unido implementa la “prisión flotante” que busca albergar a cientos de personas migrantes, cerca de 40 personas se sospechan pudieron haber muerto en un naufragio en las costas del Mediterráneo y lentamente más países europeos empiezan a implementar políticas anti-migrantes, especialmente en Europa.
Ante esta crisis no sólo social, sino de empatía, se suma la peligrosa diseminación de discursos de odio cada vez más recalcitrantes, discursos que cada vez más abonan a un individualismo egoísta que sólo puede concebirse como rampante.
*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara susanasilvag96@hotmail.com