Níger: algunas claves – El Sol de México

Juan Arellanes*
La crisis en Níger amenaza con provocar una guerra regional en África. Ofrezco algunas claves para comprender la situación.
Níger es el principal abastecedor de uranio para Francia, recurso vital para la generación de electricidad en plantas nucleares. La situación pone en riesgo la seguridad energética gala.
Francia solía intervenir unilateralmente en África hasta su papel en Costa de Marfil en 2002-2004. Para contrarrestar el sentimiento antifrancés en las audiencias africanas y la erosión de su influencia regional, adoptó el multilateralismo. Su estrategia actual es oportunista, preservando como opción las intervenciones unilaterales.
Francia ha desempeñado un papel importante en operaciones de contrainsurgencia y contraterrorismo en África. La reducción de la influencia occidental ha exacerbado la penetración de potencias no occidentales en lo que Francia considera su eje estratégico prioritario: África del Norte, el Sahel, el Levante y el Cuerno de África/Mar Rojo.
Establecido en 2007, AFRICOM (El Comando de África de los Estados Unidos) buscaba asegurar recursos, enfrentar el terrorismo global y contrarrestar la inversión china en África. Pese a la militarización en África del Norte, Sahel y África Occidental, AFRICOM ha sufrido fracasos notables en Libia y el Sahel. Estos fallos han exacerbado represión, disturbios e inestabilidad política en estas áreas.
Argelia y Rusia han mantenido una asociación estratégica desde los tiempos de la Guerra Fría. La cooperación en temas políticos y energéticos evolucionó hacia la cooperación militar. Argelia es el tercer mayor comprador de armas de Moscú, importando más del 80% de su equipo militar desde Rusia.
La rivalidad entre Francia y Rusia en la región del Sahara-Sahel ha generado una dinámica poderosa que conecta cuestiones como el terrorismo, la migración y la explotación de recursos como uranio, gas y petróleo. Las deficiencias de la política exterior francesa en la región han sido aprovechadas por Rusia. En países como Libia y Malí, la rivalidad franco-rusa ha llevado a una mayor securitización y complejización de los conflictos. Esta rivalidad es un reflejo de la era de creciente multipolaridad y competencia de las grandes potencias por influencia en África.
En África Occidental se ha incrementado la influencia rusa como resultado tanto del legado soviético en el continente, como de la percepción entre la juventud de que la influencia francesa no ha traído beneficios sustanciales a sus naciones.
El año pasado, Malí exigió la retirada de las tropas francesas de su territorio. Lo mismo hizo Burkina Faso en enero pasado. Los militares franceses se trasladaron a Níger. Burkina Faso y Malí abrieron sus puertas a Rusia como un nuevo aliado en la lucha contra el terrorismo, lo que se tradujo en la llegada de miles de instructores y mercenarios de la compañía Wagner. Estos cambios también han estado acompañados de manifestaciones juveniles tanto en contra de Francia como a favor de Rusia, evidentes en las calles de Uagadugú, Bamako y, más recientemente, Niamey.
*Profesor de Geopolítica de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac, México